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domingo, 10 de noviembre de 2013


Canción de la Búsqueda

Todavía te busco mujer que busco en vano,
mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,
sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano
y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero..."

Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que nunca llega
nos entristece menos que lo que llega tarde.

Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
más allá de la bruma de mis ojos huraños,
la ansiedad de las horas convirtiéndose en días
y el horror de los días convirtiéndose en años...

Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
Y al no decir: "¡Es ella!" - como diría ahora -,
seguiré mi camino, murmurando: "Era ella..."


José A. Buesa

Federico García Lorca, 1923 ANDALUZAS


Federico García Lorca, 1923

ANDALUZAS

A MIGUEL PIZARRO
(EN LA IRREGULARIDAD SIMÉTRICA DEL JAPÓN)

CANCIÓN DE JINETE
        (1860)

En la luna negra 
de los bandoleros, 
cantan las espuelas.

  Caballito negro. 
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

  ...Las duras espuelas 
del bandido inmóvil 
que perdió las riendas.

  Caballito frío. 
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

  En la luna negra, 
sangraba el costado 
de Sierra Morena.

  Caballito negro. 
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

  La noche espolea 
sus negros ijares 
clavándose estrellas.

  Caballito frío. 
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

  En la luna negra, 
¡un grito! y el cuerno 
largo de la hoguera.

  Caballito negro. 
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

Federico García Lorca DOS MUCHACHAS

Federico García Lorca

DOS MUCHACHAS

A MÁXIMO QUIJANO

  LA LOLA

Bajo el naranjo, lava 
pañales de algodón. 
Tiene verdes los ojos 
y violeta la voz.

¡Ay, amor, 
bajo el naranjo en flor!

El agua de la acequia 
iba llena de sol, 
en el olivarito 
cantaba un gorrión.

¡Ay, amor, 
bajo el naranjo en flor!

Luego cuando la Lola 
gaste todo el jabón, 
vendrán los torerillos.

¡Ay, amor, 
bajo el naranjo en flor!

Federico García Lorca, 1935-1936 -Ay voz secreta

Federico García Lorca, 1935-1936
Ay voz secreta del amor oscuro 
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida! 
¡ay aguja de hiel, camelia hundida! 
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro, 
montaña celestial de angustia erguida! 
¡ay perro en corazón, voz perseguida! 
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo, 
no me quieras perder en la maleza 
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza, 
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo! 
¡que soy amor, que soy naturaleza!

sábado, 9 de noviembre de 2013

Pablo Neruda -QUIERO que sepas


Pablo Neruda 

QUIERO que sepas

una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.



Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.



Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.



Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.



Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
Poema Amor Desarraigado de Carmen Matute




Bajo el ala de la noche
que deja
su huella imprecisa
bajo la sombra
del corazón repudiado
rumores de vidrio
rozan el sueño esquivo.

En esa hora que rezuma olvida,
en esa hora secreta y desgarrada,
la piel que me contiene
se llena de nostalgia y latidos.

Desarraigado
el amor
acaricia
la entreabierta herida
que sangra.




Poema Casi Podría Decirte de Carmen Matute




Casi podría decirte
devorada por la angustia
me asomo
a la vieja cueva prohibida
donde habitan
-libres y crueles-
mis monstruos, mis fantasmas,
los antiguos dioses
que me reservan un castigo inevitable.

Apenas un momento
los observo
y sus voces dispersas
se unen
llamándome con su canto de sirenas.

Entre lágrimas
cumplo con el rito silencioso
-madre-
  y vuelvo de nuevo
  a cerrar esa puerta.




Poema Propuesta Del Higo de Carmen Matute




Te propongo
la dulzura del higo,
  su carne sonrosada,
replegada y húmeda
como un animal marino.

Goza el misterio de este fruto,
su textura de molusco,
su íntimo tamaño.
Tersa,
su pulpa
apremiará el deseo
de tu lengua.

Te propongo
las delicias del higo.
Muerde su violado,
desamparado centro,
  prueba de nuevo -empecinado-
su carne
que guarda mieles y diluvios.

Las delicias y dulzura del higo
-pequeño y desbordado-
tan sólo te propongo.
Que tu boca profunda
se demore
en el dulzor secreto,
que asalte con lentitud
su carne desvelada.

Deja que a tu paladar
traiga la memoria
de sabores primitivos.




Poema Tengo Miedo de Carmen Matute




Tengo miedo.
Qué difícil contarte esta verdad,
porque tú no sabes nada
sobre su vestimenta leve,
que se va deslizando
por los huesos
y se prende
como una enredadera amarga
en lo más hondo
de las raíces de la vida.
Qué importa.
Todo es tan inútil.
Uno está atrapado,
encogido como un feto,
sin luchar,
porque el miedo bestial
te ahoga, te aprisiona.
No hay sueños, ni recuerdos.
Sólo el agua glauca,
maligna,
que sumerge el cuerpo tembloroso
dentro del miedo.




Poema Solo de Carmen Matute




Nada he sido
nada soy
sino escondida isla
sin pájaros
ni habitantes
sin voces que la pueblen
yerma
apenas viva
negra isla
huérfana
de la ternura de los nidos
región del vértigo petrificado
sin risas
ni panales
áspera isla soy
hondo lamento arrinconado
en la soledad del viento
polvo y sal
nutren mi médula
desterrada la plegaria
y la esperanza
sin astros finales
sin oráculos
sin nombre
yo la torturada.




Poema Punto G de Carmen Matute




Un desangrarse lento
remontable
hasta la más pérfida belleza
hasta el misterio de la carne inerme

un ciego encadenarse
a la vida
en medio de secretas humedades
fingiéndose criatura marina
o tal vez demonio
cómplice de un ángel
goloso y triste

un desangrarse
un encadenarse
un agonizar feroz
entre la luz imprecisa y virgen
de un eclipse
cerrados los labios y los ojos
pero abierta
extraviada
florecida.




Poema Presagio de Carmen Matute




Tras las ventanas que tamizan
la luz del sol que muere
aguardaba
el amor de un joven fauno,
su ternura despiadada,
su plenitud un poco melancólica,
el abismo
y la certeza del pecado
que me acechaban en el fondo
de la noche
fogosa de su boca.

Tras los párpados
guardaba ya
el dolor
de su mirada en sombra,
su proclamado
corazón infiel
de su olvido
la ciega certidumbre.




Poema Poeta Solo de Carmen Matute




Solo
como Borges
en el fondo de la rosa
torturado por báculos de plata
espejos laberintos
talismanes
viendo su ceguera de frente
sin árboles
ni caminos.
Solo
como Whitman el hermoso
se pie frente a sí mismo
sin máscaras
el poeta grita
en una calle
se da con la cabeza
en los muros deshabitados
solo
con su ira pertinaz.
A nadie importa
que ame el tun y la chirimía
la marimba
las tejas de sus indias
sus obscuros pies de adobe.
El poeta
se sienta a contemplar
a la joven Guatemala
-sangre y leche-
desangrándose violada.
El fuego de la furia
lo cobija
como un útero maligno
lo atrapa
bajo campanas delirantes
lo encierra en su caracol de llanto.
El poeta está solo
bajo el cielo azul indiferente.

Mayo 84




Poema Mujer Sola de Carmen Matute




La memoria es una tumba abierta
donde puedo enterrar
la piedad por mí misma,
mientras un felino se desliza
muy suave
por el aire de la alcoba
con la afilada garra
dispuesta a rasgar
sin rabia
a la mujer sola
que apenas está saliendo
de los filamentos del sueño.

Poema Ecos De Casa Vacía (viii) de Carmen Matute
Martes, febrero 1st, 2011



Tengo miedo.
Qué difícil contarte esta verdad,
porque tú no sabes nada
sobre su vestimenta leve,
que se va deslizando
por los huesos
y se prende
como una enredadera amarga
en lo más hondo
  de las raíces de la vida.
Qué importa.
Todo es tan inútil.
Uno está atrapado,
encogido como un feto,
sin luchar,
porque el miedo bestial
te ahoga, te aprisiona.
No hay sueños, ni recuerdos.
Sólo el agua glauca,
maligna,
que sumerge el cuerpo tembloroso
dentro del miedo.