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lunes, 29 de julio de 2013

El Romancero viejo Anónimo

Pintura de Robert Coobos


El Romancero viejo
Anónimo


Romance del rey don Pedro el Cruel


Arriba abajo por los campos de Jerez
a caza va el rey don Pedro;
en llegando a una laguna,
allí quiso ver un vuelo.
Vido volar una garza, 5
disparóle un sacre nuevo,
remontárale un neblí,
a sus pies cayera muerto.
A sus pies cayó el neblí,
túvolo por mal agüero. 10
Tanto volaba la garza,
parece llegar al cielo.
Por donde la garza sube
vio bajar un bulto negro;
mientras más se acerca el bulto, 15
más temor le va poniendo,
con el abajarse tanto,
parece llegar al suelo,
delante de su caballo,
a cinco pasos de trecho; 20
De él salió un pastorcico,
sale llorando y gimiendo,
la cabeza desgreñada,
revuelto trae el cabello,
con los pies llenos de abrojos 25
y el cuerpo lleno de vello;
en su mano una culebra,
y en la otra un puñal sangriento;
en el hombro una mortaja,
una calavera al cuello; 30
a su lado, de traílla,
traía un perro negro,
los aullidos que daba
a todos ponían gran miedo;
y a grandes voces decía: 35
-Morirás, el rey don Pedro,
que mataste sin justicia
los mejores de tu reino:
mataste tu propio hermano,
el Maestre, sin consejo, 40
y desterraste a tu madre,
a Dios darás cuenta de ello.
Tienes presa a doña Blanca,
enojaste a Dios por ello,
que si tornas a quererla 45
darte ha Dios un heredero,
y si no, por cierto sepas
te vendrá desmán por ello;
serán malas las tus hijas
por tu culpa y mal gobierno, 50
y tu hermano don Enrique
te habrá de heredar el reino;
morirás a puñaladas,
tu casa será el infierno.
Todo esto recontado, 55
despareció el bulto negro.

domingo, 28 de julio de 2013

Jorge Robledo Ortiz. Cuento de Mar..

Pintura de Emanuel Garant

Cuento de Mar...
Del poeta Colombiano
Jorge Robledo Ortiz.

Voy a beberme el mar.
Ya tengo listo mi velero fantasma,
no le he trazado rumbos a mi ausencia,
Me he fatigado el mapa
localizando zonas que no bailen
al macabro jazz-band de las borrascas.
viajaré simplemente,
sin triangular alturas ni distancias,
llevando en el timón a Don Quijote
y la rosa del viento en la solapa.
Acompáñame tu dulce chiquillo,
partiremos al alba,
cuando los alcatraces no dibujen
su ecuación de naufragios sobre el agua.
Arranca tus raíces de la tierra.
Abre tu citolegia de nostalgias
y vamos a bebernos el océano...
en la copa de luz de las montañas.
Visitaremos todos los países,
los puertos y las radas,
te compraré crepúsculos en Chipre,
un elefante niño al sur del África,
un gajo de luceros en Corea,
dos elásticos tigres de Bengala,
el dolor milenario de un camello,
y la fatiga estéril del Sahara.
En el Japón te mostraré los biombos,
con figuras bilingües y enigmáticas,
en Pekín buscaremos la muñeca
de blanco corazón de porcelana.
Haremos de bambú balsas de ensueño
para subir un río de esperanzas
y te daré un sombrero en forma de hongo
y unas chinelas para tu pijama.
Pasaremos a Escocia y a Noruega,
después navegaremos a Finlandia,
para buscar la estirpe de un vikingo
de ojos azules y de luenga barba,
que se murió coleccionando fiordos
en el álbum con sal de su nostalgia,
mientras su vieja pipa marinera
quemaba archivos íntimos del alma.
y siempre sin control, siempre viajando,
iremos al país de Sherezada
y allí te contaré Mil y una Noches
de reyes y de esclavas,
de romances y torres de marfil,
de bazares, de alfombras y de flautas,
de madrigales y de surtidores
de pie como las cobras encantadas.
Subiremos al Rhin buscando a Wagner
y su Tetralogía desvelada,
cazaremos los cisnes hiperbóreos
que abanican la muerte con sus alas.
te diré que la música es un vino
que cuando estamos tristes se derrama
y que el silencio es un santuario celta
donde reposa el corazón de un arpa.
y fatigando el mar, ¡Qué importa el tiempo!
visitaremos la ciudad sagrada,
la tierra de la cruz y del olivo,
la que escuchó el Sermón de la Montaña,
la patria de Jesús y de María
la que arrulló las bienaventuranzas,
la tierra donde un tosco carpintero
Pulió a garlopa el globo de una lágrima.
En otro amanecer arribaremos
a las Islas Canarias,
te compraré su nombre que es un trino
diluido en el agua.
para pescar luceros en el fondo
te bastará la red de tus pestañas,
y aprenderás que a Dios también se llega
por el verde camino de las algas.
Si sueñas ver a Nápoles,
cruzaremos por mármoles de Italia
y te daré una góndola en Venencia
y en Asís la humildad de una campana.
compraremos del Dante sus Laureles
y a Benvenuto su luciente daga,
para tu muñequero de ilusiones
Y tu azul inquietud de extravagancias.
Buscaremos ositos en Siberia,
rutas de manzanilla al sur de España,
la sombra adolescente de Platero,
la capa de Unamuno en Salamanca.
La fatiga inmortal de Rocinante,
el dardo del Amor Clavado en Ávila,
la Morena ascendencia de “el Cachorro”
y el llanto de Boabdil sobre Granada.
y cuando tengas sueño, mi pequeño,
cuando te canses de medir distancias
y no quieras viajar a la deriva
con la estrella polar a las espaldas,
te arrullaré, mientras mi vieja pipa,
que compré a un bucanero en Samarcanda,
quema frente a la noche de tus ojos
mi viejo contrabando de nostalgias.


viernes, 26 de julio de 2013

Madrigal-José P.H. Hernández

Pintura de Francesc Estall


Madrigal

Si Dios un día
cegara toda fuente de luz,
el universo se alumbraría
con esos ojos que tienes tú.

Pero si--lleno de agrios enojos
por tal blasfemia-tus lindos ojos
Dios te arrancase
para que el mundo con la alborada
de tus pupilas no se alumbrase
aunque quisiera, Dios no podría
tender la noche sobre la Nada...
¡porque aún el mundo se alumbraría
con el recuerdo de tu mirada!

Ojos claros, serenos - Poemas de Gutierre de Cetina

Pintura de Francesc Estall


Ojos claros, serenos - Poemas de Gutierre de Cetina

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

Luis G. Urbina (1867-1934) Metamorfosis - Madrigal romántico

Pintura de Arthur  Brahiskiy

Luis G. Urbina (1867-1934) Metamorfosis - Madrigal romántico
mano delicada de mujer
Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso, que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.

MADRIGAL AL BILLETE DE TRANVÍA - Poemas de Rafael Alberti

Pintura de Antonio Marcedo 


Adonde el viento, impávido, subleva

torres de luz contra la sangre mía,

tú, billete, flor nueva,
cortada en los balcones del tranvía.
Huyes, directa, rectamente liso,
en tu pétalo un nombre y un encuentro
latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.

Y no arde en ti la rosa, ni en ti priva
el finado clavel, si la violeta
contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta.

lunes, 22 de julio de 2013

ESTRELLA HIJA DE ESTRELLA - Poemas de: Vicente Huidobro


  






Había signos en el aire 
Había presagios en el cielo 
Tenía que brotar la gracia de repente 
Con sus pasos de gloria 
Con todos sus gérmenes sagrados 
Con su aliento de vida o muerte

Venía la belleza de quién sabe donde 
Venía hacía mis ojos 
Con su andar de planeta seguro de su tiempo... 
Es la ley misteriosa que de pronto se encarna 
Y se hace realidad en un instante. 

El azar se presenta 
Con todas sus fuerzas invencibles 
El azar con sus constelaciones desatadas 
Que súbito se anudan 
Para cumplir con un destino en las piedras lentas
El aire vibra de los sonidos de la vieja flauta 
Una dulce amistad ha nacido en el mundo 
Acaso un gran peligro se yergue de su noche

La voz de un hombre dice Estrella 
Y tiembla como una estrella 
El viento pasa y el azul amado 
Deja caer su aroma 
Para ungir las cabezas señaladas. 

Ahí viene sobre dos pies alados 
Envuelta de música de nardos y de bosques 
La gracia y la belleza 
Entre los ruidos de las calles 
Sobre sus pies alados 
Aparece de pronto entre los hombres y las casas 
Y todo cae en el vacío 

Los ruidos, las casas y las calles 
Como las ropas de una mujer que se desnuda 
Sólo tú quedas en el mundo 
Sólo tu cuerpo como una flor inmensa 
Que llena de universo. 

¡Oh tierra cómo te has hecho bella en un instante! 

Dos miradas se cruzan 
Y canta un árbol nuevo 
Dos manos se entrelazan 
Dos anhelos se encuentran 
Dos angustias se hablan en secreto 
¿Por qué, razón? 
Solo los signos y el azar lo saben

Dos corazones reconocen un impulso ciego 
Y el camino que se abre al infinito. 

Un hombre dice estrella 
Y hay un temblor en los espacios 
Un hombre dice Mar 
Y las olas se agrandan satisfechas 
Un hombre dice Selva 
Y los árboles comprenden su deber milenario 
Un hombre dice Viento 
Y todo se agita hasta la muerte 

Estrella yo no te pido tu destino 
Ni exijo mas aroma a la flor de la tarde 
Yo quiero solo una amistad de anchas orillas 
Un gran río profundo 
Que embruje mi país 
Y haga cantar las aguas dormiladas 
Que siempre creen olvidar su vida 

La calle del azar 
El punto mismo 
Donde se encuentran los designios 

Los ojos se adivinan 
Se entornan suaves 
Saben que juntos van a mirar las cosas 
Los labios se presienten 
Palpitan como flores que empiezan la jornada 
¿Son besos? ¿Son palabras? 
¿Es un cambio de ideas a través de los años? 
Por qué llegas tan tarde a mi jardín 
Por qué no apresuraste la marcha en las tinieblas? 
¿Con qué derecho el tiempo 
Separa la flor del árbol que era suyo? 
¿Por qué pone distancias en los años? 
¿No sabes que este trozo de tierra te aguardaba 
Cansado de cantar y de llamarte? 

Yo te había elegido 
Como la tierra el árbol de su gracia 
Como el naufragio al barco más amado 
Esto es grande y es triste 
Porque no hay modo de cambiar los signos 
Mi exaltación acaso te asustaba 
Ella era real como las tempestades 
Perdona lo que venga y es que ya ha nacido 
No es culpa mía si el destino habla 
Entre el cielo y la tierra 
Hay algo grande que comienza 
Tierra y cielo sienten temblar las rocas y las nubes 
Cielo y tierra son cómplices del sueño 
Y sus pájaros nacientes sin permiso

¿Serás mi estrella 
Entre la vida y la muerte sorprendida? 
Ven hacia mi más mía que mis huesos 
Ven entre mirtos y mármoles profundos 
¡Oh cuerpo del ritmo eterno! 
¡Oh la amistad de músicas y cielos infinitos! 
¡Oh belleza del mundo! 
Permíteme acordarme de mí mismo

jueves, 18 de julio de 2013

Alain Bosquet-Como un deseo

Pintura de Germán Araci 
Como un deseo
Como un deseo,
Y nadie sabe si será de silencio
O de perfume.
Como un impulso,
Y nadie sabe si lo proporcionan las hormigas,
Las nubes de la noche, las yeguas locas.
Como un enigma,
Y nadie sabe si le corresponde a Dios,
Al hombre, al polvo,
Resolverlo.
Como un prólogo,
Y nadie sabe si le seguirán los frutos,
Las palabras, los reproches disimulados.
Como una ciencia
Y nadie sabe a quién corresponde,
Útil o caprichosa
O mil veces contradictoria.
Como un asombro,
Y nadie sabe si existe alguien
Para asombrarse, para ser feliz,
Para determinar las grandes desgracias.
Como una ley,
Y nadie sabe si hay que proferirla,
Callarla, escribirla de nuevo
O llevarle cada mañana máscaras nuevas.

Aquí estamos-Vicente Huidobro


Pintura de Anftrei  Markin

Aquí estamos-Vicente Huidobro


Nada está sujeto a los ojos para siempre
Nada tiene lazos de leyenda a través del murmullo
Sólo tu sombra da el destino y despierta la caverna
Tu lumbre que suspira a modo de subir
Entregándose entera en su esperanza
Como chispa confiada y como signo de su hondura.

Volvamos al principio sin conclusión alguna
En virginal salida de la piel vidente
Sin suceso del día ni del año sino largo memorial
De la raíz a la más alta punta
Con los dedos crecidos por el viento
Y el terror de los anuncios obscuros regalados
Humildemente regalados como semillas a la madre
Así el barco buscado por sus aguas
Ha de reconocer los fluidos de su acento
Y será reconocido por las puertas hermanas.

La idea es nacimiento y sepulcro de grandes alas
Es vuelo general, es huñida de células y huesos
En árbol repentino sin recuerdo aparente
Es un río asomado a su balcón
En el ir y venir de rincones incógnitos
Entre cabezas y corazones asustados por su modo de ser
Infinito alarido por el tiempo enseñado
Con tanta muerte adentro que es cúspide de vida
Interminable océano sacrificado a la noche
Y noche sacrificada al sol que no la espera.


William Shakespeare- Algunos de sus poemas

Nombre: William Shakespeare
Lugar y fecha nacimiento: Stratford-upon-Avon, Warwickshire (Inglaterra), 26 de abril de 1564
Lugar y fecha defunción: Stratford-upon-Avon, Warwickshire (Inglaterra), 23 de abril de 1616 (51 años)


Como actor vacilante en el proscenio
Como actor vacilante en el proscenio
Que temeroso su papel confunde,
O como el poseído por la ira
Que desfallece por su propio exceso,
Así yo, desconfiando de mí mismo,
Callo en la ceremonia enamorada,
Y se diría que mi amor decae
Cuando lo agobia la amorosa fuerza.

Deja que la elocuencia de mis libros,
Sin voz, transmita el habla de mi pecho
Que pide amor y busca recompensa,
Más que otra lengua de expresivo alcance.

Del mudo amor aprende a leer lo escrito,
Que oír con ojos es amante astucia.



¿Cómo buscar temas, mi musa?
¿Cómo buscar temas, mi musa,
Mientras tú alientas, que a mi verso infundes
Tu dulce inspiración, harto preciosa
Para exponerla en un papel grosero?
Agradécete a ti, si algo de mi obra
Digno de leerse encuentra tu mirada:
¿Quién tan mudo será que no te escriba
Cuando tu luz aclara lo que inventa?

Sé la décima musa y sé diez veces
Mejor que las antiguas invocadas,
Y otorga a quien te invoque eternos versos
Que sobrevivan a lejanos siglos.

Si al futuro censor mi musa encanta,
Mía será la pena y tuyo el lauro.


¿Cómo compararte a un día de verano?
¿Cómo compararte a un día de verano?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
Y el estío no dura casi nada.
A veces demasiado brilla el ojo
Solar, y otras su tez de oro se apaga;
Toda belleza alguna vez declina,
Ajada por la suerte o por el tiempo.

Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la muerte
Se jactará de ensombrecer tus pasos
Cuando crezcas en versos inmortales.

Vivirás mientras alguien vea y sienta
Y esto pueda vivir y te dé vida.



Como en la playa al pedregal las olas
Como en la playa al pedregal las olas,
Nuestros minutos a su fin se apuran,
Cada uno desplaza al que ha pasado
Y avanzan todos en labor seguida.
El nacimiento, por un mar de luces,
Va hacia la madurez y su corona;
Combaten con su brillo eclipses pérfidos
Y el tiempo sus regalos aniquila.

El tiempo orada el juvenil adorno,
Surca de paralelas la hermosura,
Se nutre de supremas maravillas
Y nada existe que su hoz no abata.

A pesar de su mano cruel, mi verso
Dirá tu elogio en tiempos que esperamos.



¿Cómo puedo elogiarte con modestia?
¿Cómo puedo elogiarte con modestia
Cuando tú eres de mí la mejor parte?
¿Qué me puede otorgar mi propio elogio
Y qué hago con tu elogio sino el mío?
Vivamos separados, y que pierda
Su nombre de indiviso nuestro amor,
Para que pueda darte, al separarnos,
Lo que mereces tú, tú solamente.

¡Oh ausencia, cuál sería tu suplicio,
Si tu amarga quietud no nos dejara
Burlar al tiempo en el amor pensando,
Engaño dulce del pensar y el tiempo,

Y no enseñaras a hacer dos con uno,
Aquí elogiando a quien está distante!



Como un padre decrépito disfruta
Como un padre decrépito disfruta
Al ver de su hijo las empresas jóvenes,
Así yo, mutilado por la suerte,
En tu lealtad y mérito me afirmo.
Pues sea la hermosura o el linaje,
El poder o el ingenio, uno o todos,
Quien te corone con mejores títulos,
Yo incorporo mi amor a esa riqueza.

Ni pobre ni ofendido soy, ni inválido,
Que basta la sustancia de tu sombra
Para colmarme a mí con su opulencia,
Y de una parte de tu gloria vivo.

Busca, pues, lo mejor: te lo deseo;
Seré feliz diez veces si lo hallas.


Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos
Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos
Y ahonden surcos en tu prado hermoso,
Tu juventud, altiva vestidura,
Será un andrajo que no mira nadie.
Y si por tu belleza preguntaran,
Tesoro de tu tiempo apasionado,
Decir que yace en tus sumidos ojos
Dará motivo a escarnios o falsías.

¡Cuánto más te alabaran en su empleo
Si respondieras : -"Este grácil hijo
Mi deuda salda y mi vejez excusa",
Pues su beldad sería tu legado!

Pudieras, renaciendo en la vejez,
Ver cálida tu sangre que se enfría.



Cuando en las crónicas de tiempos idos
Cuando en las crónicas de tiempos idos
Veo que a los hermosos se describe
Y a la belleza embellecer la rima
Que elogia a damas y señores muertos,
Observo que al pintar de sus dechados
La mano, el labio, el pie, la frente, el ojo,
Trataba de expresar la pluma arcaica
Una belleza como la que tienes.

Así, sus alabanzas son presagios
De nuestro tiempo, que te prefiguran,
Y pues no hacían más que adivinarte,
No podían cantarte cual mereces.

En cuanto a aquellos que te contemplamos
Con absorta mirada, estamos mudos.


Gabriel Celaya -Deseada

Pintura de Lucio Amitrano 
 Gabriel Celaya
Deseada

Deseada, ¡tan suave!,
Confín donde resbalo.
¡Oh siempre un poco ausente,
Suspendida en la nada!

¿Son tus ojos dulces?
No, que está turbado
Tu mirar brillante
De anhelos contrarios.

Yo te amo, te amo, te amo,
Todo lleno de alas tempestuosas,
Y de garras, de furias,
De dolor, por abrirme.

¡Oh, tenme en tu sonrisa,
En tu sombra, en lo leve
De tu mano impalpable!
¡Tenme en tu caricia!

¿A qué llamas cambiando?
¿Qué me pides furtiva?
¡Oh tú, siempre ignorada,
Tú siempre antigua y nueva!

Ven más cerca. No temas.
Tu mano tibia tiembla,
Tu cintura se atreve
Con sobresaltos, mía. ¡Mía, deseada!

Y aún sonríes con ojos
Inocentes y raros.
¡Oh, dime! ¿Qué sugieren
Tus ojos arcaicos?

Cabelleras, torrentes,
Músicas perdidas,
Corazón: esa ave
Que, cogida, tiembla.

Y tú, esquiva, flotando
Desnuda, lenta y suave.
Tú, chiquita, huida
En un cielo sin nadie.

¡Oh dime, deseada,
Cómo hay que abrazarte
Mientras tu boca expira
En la mía, sin habla!

Di si tu remota
Belleza en tu cuerpo
Puedo yo apresarla.
Puedo así matarte.

Deseada, ya basta.
Deseada, no puedo.
Deseada, tú quieres
Que yo muera contigo.

Gabriel Celaya -Amor Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.



Amor
Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.

Gabriel Celaya 

Esta tarde -mar, pinares, azul-,
Suspendido entre los brazos ligerísimos del aire
Y entre los tuyos, dulce, dulce mía,
Un ritmo palpitante me cantaba:
Es fácil y, a veces, casi alegre.

La brisa unía en un mismo latido
Nuestros cuerpos, los árboles, las olas,
Y nosotros no éramos distintos
De las nubes, los pájaros, los pinos,
De las plantas azules de agua y aire,
Plantas, al fin, nosotros, de callada y dulce carne.

La tierra se extasiaba; ya casi era divina
En las nubes redondas, en la espuma,
En este blanco amor que, radiante, se eleva
Al suave empuje de dos cuerpos que se unen
En la hierba.

¿Recuerdas, dulce mía, cuando el aire
Se llenaba de palomas invisibles,
De una música o brisa que tu aliento
Repetía apresurado de secretos?

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.
Contigo entre los brazos estoy viendo
Caballos que me escapan por un aire lejano,
Y estoy, y estamos, tocando con los labios
Esas flores azules que nacen de la nada.

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.
Al hablar, confundimos; al andar, tropezamos;
Al besarnos no existe un solo error posible:
Resucitan los cuerpos cantando, y parece
Que vamos a cubrirnos de flores diminutas,
De flores blancas, lo mismo que un manzano.

Dulce, dulce mía, ciérrame los ojos,
Deja que este aire inunde nuestros cuerpos;
Seamos solamente dos árboles temblando
Con lo mismo que en ellos ha temblado esta tarde.

Vivir es más que fácil: es alegre.
Por caminos difíciles hoy llego
A la simple verdad de que tú vives.
Sólo quiero el amor, el árbol verde
Que se mueve en el aire levemente
Mientras nubes blanquísimas escapan
Por un cielo que es rosa, que es azul, que es
Gris y malva,
Que es siempre lo infinito y no comprendo,
Ni quiero comprender porque esto basta:
¡Amor, amor!, tus brazos y mis brazos
Y los brazos ligerísimos del aire que nos lleva,
Y una música que flota por encima,
Que oímos y no oímos,
Que consuela y exalta:
¡Amor también volando a lo divino!