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sábado, 8 de junio de 2013

Muerto de amor A Margarita Manso- Federico García Lorca



Muerto de amor
A Margarita Manso 
Federico García Lorca

¿Qué es aquello que reluce 
por los altos corredores?

Cierra la puerta, hijo mío; 
acaban de dar las once.

En mis ojos, sin querer, 
relumbraban cuatro faroles.

Será que la gente aquella 
estará fraguando el cobre. 


Ajo de agónica plata 
la luna menguante, pone 
cabelleras amarillas 
a las amarillas torres.

La noche llama temblando 
al cristal de los balcones, 
perseguida por los mil 
perros que no la conocen, 
y un olor de vino y ámbar 
viene de los corredores. 


Brisas de caña mojada 
y rumor de viejas voces 
resonaban por el arco 
roto de la medianoche.

Bueyes y rosas dormían. 
Sólo por los corredores 
las cuatro luces clamaban 
con el furor de San Jorge.

Tristes mujeres del valle 
bajaban su sangre de hombre, 
tranquila de flor cortada 
y amarga de muslo joven.

Viejas mujeres del río 
lloraban al pie del monte 
un minuto intransitable 
de cabelleras y nombres.

Fachadas de cal ponían 
cuadrada y blanca la noche. 
Serafines y gitanos 
tocaban acordeones.

Madre, cuando yo me muera, 
que se enteren los señores. 
Pon telegramas azules 
que vayan del Sur al Norte.

Siete gritos, siete sangres, 
siete adormideras dobles 
quebraron opacas lunas 
en los oscuros salones.

Lleno de manos cortadas 
y coronitas de flores, 
el mar de los juramentos 
resonaba no sé dónde.

Y el cielo daba portazos 
al brusco rumor del bosque, 
mientras clamaban las luces 
en los altos corredores. 

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