ODA A LEÓN DE NICARAGUA (fragmentos)
de Salomón de la Selva
León, copa de borde
quebrado, que me hieres el labio si te acerco
a la boca de mi alma; tu licor agrio, acorde
está con mi cariño doliente, altivo y terco.
Me miro y en ti admiro,
porque somos iguales en orgullo y en porte;
tu calor cotidiano lo exhalo si suspiro,
y ha florecido el trópico, por mi canto, en el Norte.
Como Florencia en Dante,
como Inglaterra en Shakespeare
y como Hugo en Francia,
así estás en mis versos ingleses: al tonante
verso de Whitman di tu sol y tu fragancia.
Tu fragancia en resumen
del aroma del polvo; tu olor es el del pito
de barro de los niños en donde ensaya el numen
la música de Pascuas y el son de San Benito;
pero tu sol, León,
tu sol espeso y duro, pesado y paulatino,
es metal que he forjado sobre mi corazón,
mi acero de Sigfrido retador del destino!
Cantor y luchador,
se cantar y luchar; y el triunfo no me importa,
que para el canto nunca me faltará tu amor,
y para la batalla toda la vida es corta!
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